(15)Celebración
Consolidando nuestros vínculos
A través de las celebraciones, las personas consolidan sus vínculos y refuerzan su compromiso en los ámbitos social, cultural y emocional. Estos eventos fortalecen las tradiciones familiares, preservando valores y costumbres transmitidos a lo largo de generaciones, intensificando así el sentido de identidad y pertenencia. Las celebraciones no solo marcan el cierre de ciclos, sino que también proyectan expectativas hacia nuevos períodos, como ocurre en las festividades de fin de año. Estas instancias, paradójicamente, albergan emociones contrastantes como alegría y tristeza, nostalgia y esperanza, tranquilidad y ansiedad. De este modo, se convierten en rituales significativos en nuestra cultura.
Desde las primeras celebraciones vinculadas a fenómenos naturales hasta las complejas festividades de antiguas civilizaciones como la egipcia, griega o romana, las celebraciones han acompañado y, en parte, definido la historia humana. La palabra "celebrar" proviene del verbo latino "celebrare" y, a su vez, de "celeber", que significa concurrido, numeroso y abundante, siendo también el antónimo de "desertus" que significa desierto.
Las celebraciones pueden tener un carácter social, cultural o religioso, destinadas a conmemorar eventos significativos como el ascenso de gobernantes o competiciones deportivas como los Juegos Olímpicos. Estos eventos suelen incorporar elementos simbólicos como decoraciones distintivas, vestimentas, comidas, música, colores o rituales específicos, cada uno con un significado particular. Además de ser expresiones de alegría y gratitud, las celebraciones desempeñan un papel crucial en períodos de fraccionamiento o conflicto, impactando positivamente en el bienestar al fomentar la solidaridad y generosidad, contribuyendo así a la regeneración del tejido social.
Una cita
Yo levanto mi copa por ese día que no llega nunca pero que es lo único de lo que realmente disponemos.
Un libro
AMISTAD, ENCUENTRO Y FESTEJO
Por Cristóbal Joannon
Director Magíster Artes Liberales y académico, Facultad de Artes Liberales, UAI
Era un liberal sin prejuicios respecto de los placeres del alma y el cuerpo, un festejador incansable de los recovecos de la vida. Aunque tenía preocupaciones religiosas, su rebeldía política era compatible con cierto conservadurismo que privilegia, ante todo, las buenas maneras y el ánimo jovial y amistoso como vector de las relaciones humanas.
Quienes fuimos amigos de Ernesto Rodríguez hemos encontrado en su libro póstumo “El distraído”, una dimensión familiar de su personalidad y otra no tanto. Era, por ejemplo, más melancólico de lo que parecía y el hecho de no escribir, de no tener una obra propiamente tal, era un tema que le importaba bastante más de lo que solía decir.
Para quienes no lo conocieron, contar el modo en que nació mi amistad con él, podría arrojar un perfil más o menos ajustado de quien fue. Un día de 1997 me llamó para que conversáramos en su oficina del Centro de Estudios Públicos sobre unos poemas que yo había publicado. Lo conocía de nombre. Sabía de su famoso ciclo de conversaciones en la Universidad Católica, “Crítica y Celebración” (que hoy es una fundación), y había leído una excelente entrevista que le habían hecho uno o dos años antes en una revista. La impresión que me dejó es de que era un liberal sin prejuicios respecto de los placeres del alma y el cuerpo, un festejador incansable de los recovecos de la vida, con preocupaciones religiosas y una rebeldía política compatible con cierto conservadurismo que privilegia, ante todo, las buenas maneras y el ánimo jovial y amistoso como vector de las relaciones humanas.
Lo llamé de vuelta y lo visité. Conversamos sobre poesía y asuntos relacionados. Después nos fuimos a tomar una cerveza y el tema derivó en uno de sus preferidos: cómo conducirse en la vida y qué esperar de ella. La siguiente vez que nos vimos, unas semanas después, el saludo fue de amistad. Me imagino que así se hizo amigo de mucha gente. Tenía una curiosidad natural por el mundo y por las personas en particular. Le encantaban las mujeres y mantenía comunicación con una larga lista de amigos de confianza. A veces llamaba a media mañana para comentar contingencias y reflexionar sobre abstracciones, como el amor. Conversar una hora con él no era raro. Para él, pienso, era un modo de pensar, de aclararse.
Su libro está poblado de citas muy bien escogidas. Era un agudo y tolerante lector; solía decir que leía poco -puede ser-, pero leía bien. Si “El distraído” solo incluyera sus citas, sería ya una obra de gran vuelo. Sin embargo, en todo lo restante hay cientos de ideas sobre esto y lo otro: la vida, los encuentros amistosos, el amor o la filosofía. Las acumuló durante décadas y surgieron de lecturas, pero también de conversaciones y conferencias que escuchó como coordinador de estas en el CEP durante décadas. Ernesto Rodríguez debió escuchar miles de ellas y dio también una buena cantidad (calculo que unas sesenta). En general son reflexiones desde o sobre la experiencia, pero la especulación también le interesaba. Apreciaba a Heidegger y a Nietzsche, pero también peleaba con ellos.
En estas páginas resalta algo que era muy visible en él: dar con soluciones, fórmulas muy concisas de cómo lidiar con el hormiguero de lo real, pero también celebrarlo. Una frase de R. L. Stevenson que le gustaba mucho era esta: “No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices”. Él se tomó en serio esto. También con los demás: fue un amigo generoso.
Un podcast
HERENCIA MEDIEVAL
Por Daniel González
Académico Núcleo de Historia del Arte, UAI
El año 354 marca un hito con la primera mención registrada en un documento auténtico, sobre el 25 de diciembre como la fecha en que nació Jesús. Siglos más tarde, la Iglesia formalizará esa fecha, y se asume que la coincidencia con las festividades paganas tenía como objetivo facilitar la transición hacia el cristianismo. Esta estrategia sutil definiría el inicio de una conexión única entre el nuevo orden cristiano y las antiguas costumbres heredadas del mundo clásico en la celebración navideña.
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Una obra
EL BRINDIS — de los artistas
Una obra
La obra del artista noruego Peder Severin Krøyer (1851-1909) destaca por representar diversas escenas de playa, como su famoso cuadro "Tarde estival en la playa de Skagen", lugar donde residió gran parte de su vida adulta. Además, es reconocido por plasmar las celebraciones de la época, siguiendo la tradición del impresionismo y naturalismo francés, del cual fue un estudioso y posiblemente el mejor exponente de su país.
Un ejemplo de su habilidad artística es el cuadro titulado "Hip, Hip, Hurrah!", que muestra a destacados miembros del "gremio" de pintores de Skagen, una comunidad informal de artistas daneses, noruegos y suecos de la época. Krøyer demuestra un extraordinario dominio de la luz en la escena, estableciendo una conexión evidente con la pintura "El almuerzo de los remeros" de Pier-Auguste Renoir. Sin embargo, también retoma una antigua tradición de "retrato de amistad" conocida como freundschaft bild, propia de artistas daneses del Siglo de Oro como Ditlev Blunck y Wilhelm Bendz. Este enfoque refleja una auténtica amistad, generosidad y afecto, en contraste con la competencia y egos que a menudo caracterizan el mundo artístico.
"Hip, Hip, Hurrah!" fue adquirido por el coleccionista sueco Pontus Fürstenberg antes de su finalización y luego se exhibió en el Palacio de Charlottenborg, sede de la Academia Real de Bellas Artes de Dinamarca. Finalmente, Fürstenberg lo donó al Museo de Arte de Gotemburgo en 1902.
- Nombre obra
- Hip, Hip, Hurrah!
- Estilo artístico
- Impresionismo / Narturalismo
- Autor
- Peder Severin Krøyer
- Fecha de creación
- 1888
- Técnica
- Óleo sobre lienzo
- Dimensiones físicas
- 134.5 x 165.5 cm
- Ubicación
- Museum of Art Gothenburg, Sweden
- Derechos
- Museum of Art Gothenburg, Sweden
Un mix
ACTOS NOBLES
Por Equipo Refracciones
Cuentos de navidad para adultos
Al recibir el encargo de escribir un cuento de Navidad por parte del New York Times, el escritor americano Paul Auster se inspiró en la historia de un amigo fotógrafo, quien retrataba diariamente una esquina de su barrio en Brooklyn. La motivación para su famoso “Cuento de Navidad” de Auggie Wren surgió tras el hallazgo de una cartera perdida. Por su parte, los “Tres Cuentos” de Truman Capote son considerados una de las obras maestras del escritor, donde explora sus recuerdos de infancia y el significado de las celebraciones en ese pasado memorable. Finalmente, “Cartas de Papá Noel” de J.R.R. Tolkien, recopila cartas dedicadas a sus hijos escritas por él por más de 20 años y firmadas por Papá Noel, incluyendo dibujos y una correspondencia conmovedora.
La creación: un antídoto frente al dolor
American Symphony es un documental recientemente estrenado en Netflix, que explora el proceso creativo del músico Jon Batiste, ganador de cinco Grammys por su álbum We Are. En la película, este proceso se entrelaza con la enfermedad de su esposa, la escritora Suleika Jaouad. El contraste entre una historia de amor, vida, enfermedad, duelo y creación, conmueve al mismo tiempo que nos va mostrando la importancia de la creación y la celebración como un antídoto frente al dolor.
Mostrar (y celebrar), lo que está bien en el mundo
La mayoría de las veces las noticias que nos llegan del mundo nos desalientan y nos deprimen. Mirar lo bueno, hoy en día, no es tarea fácil. Dewitt Jones, ex fotógrafo de National Geographic y una fuente de inspiración para miles, nominado dos veces a los Premios de la Academia, nos invita a enfocarnos en las cosas que realmente vale la pena mirar y celebrar en el mundo. A través de extraordinarias fotografías de parques, flores y colinas, Jones insiste en que observar y celebrar la naturaleza es un acto constante de celebración que transforma por completo nuestra manera de percibir y experimentar el mundo que nos rodea.
Una conversación remota
EL PLACER — de estar juntos
Duración 24 min.
Juan Pablo Abalo
Editor revista RAL y académico, Facultad de Artes Liberales, UAI
Felipe Valdivieso
Psicólogo y PHD en Sociología. Académico y director de la Escuela de Psicología en la UAI, Campus Viña del Mar.
La reciprocidad está en la base de la vida social y explica la razón por la cual compartimos nuestra existencia. La gratuidad, el placer de dar y recibir, la generosidad, son elementos fundamentales de esta reciprocidad y constituyen una de las principales motivaciones para celebrar.
Un playlist
MUSICA — en la casa
Por Juan Pablo Abalo
Editor revista RAL y académico, Facultad de Artes Liberales, UAI
La música ha estado presente en prácticamente todos los rituales y celebraciones populares a lo largo de la historia de la humanidad. Su transversalidad, poder de comunicación y capacidad de congregar y emocionar, tanto en eventos religiosos como profanos, la convierten en un elemento imprescindible en las celebraciones. Este playlist reúne algunas canciones que nos invitan nuevamente a celebrar.